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7/9/08

Al fin entiendo por qué "todos los chinos nos parecen iguales"

Alabulié.

Esta mañana, ojeando internet he encontrado un artículo en Genciencia de lo más interesante. En él se explica la forma en que se reconocen los rostros. Según un estudio, este proceso se basa en la cultura de la que proviene cada uno: los occidentales nos fijamos en cosas como los ojos o la boca, mientras que nuestros congéneres del sol naciente se fijan en la nariz. El hecho de que sea así tiene componentes sociales, ya que, como sabéis, los orientales no ven bien el hecho de mirarse a los ojos fijamente, ya que puede ser un gesto ofensivo.

Por mi parte, concibo que el no saber reconocer los rostros de los chinos (entiéndase incluidos japoneses, vietnamitas, etc.) se debe a que no nos fijamos en lo que de verdad nos debemos fijar. Si dirigimos nuestra vista hacia su nariz, como según el estudio hacen ellos, podremos tener una visión más global de su rostro, lo que nos facilitará su reconocimiento.

Los que me conocéis sabéis que algún que otro chino es sobradamente conocido para nosotros (ese Pepe) aunque a los nuevos que nos vamos encontrando aún cuesta hacerse con sus rostros. No obstante no sé a vosotros, pero a mí ya me pasa que voy por la calle y me pregunto: ¿Dónde habré visto yo a ese chino? Es posible que me haya vendido botellón, algún trasto de baja calidad o un arroz tres delicias. Lástima que aún sólo sea eso, estamos en una época de transición en la que la mayoría de las personas de otra raza aún están poco integradas en nuestro ritmo normal.

Llegará el día en que el Antonio López Tsa-Oin tenga los ojos rasgados, el pelo negro y la piel amarilla y en que José María Mondongo García será negro y tendrá acento del Zaidín.

P.D: El que vea que la piel de los orientales es amarilla que venga y me lo diga.

1 comentario:

  1. ¿Dónde habré visto yo a ese chino? Es posible que me haya vendido botellón, algún trasto de baja calidad o un arroz tres delicias.

    Que grande!!!!

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