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11/12/08

Fascinación terráquea

En muy pocas ocasiones te detienes, miras alrededor y te sientes fascinado por la embriagadora belleza del Planeta y su perfecto funcionamiento. El conocer de oídas otros planetas te hace apreciar un poco más la dinámica de nuestra Esfera Hogar.

El azul sereno de nuestra atmósfera nos permite ver y respirar, derramando en ocasiones ese preciado líquido que es el agua, transformado otras veces en un material frío, claro y brillante que es la nieve. Las corrientes convectivas desplazan enormes masas de aire provocando el viento que nos refresca en verano y lo distribuyen a través de los hemisferios, permitiendo así que sea respirable en cualquier punto del Planeta. El desplazamiento de grandes masas de agua marina mantienen la temperatura en todo el Globo en rangos en los que la vida puede habitarla. Por contra la atmósfera amarilla y agresiva de Venus expele lluvias de ácido sulfúrico y su tremendo efecto invernadero mantiene la temperatura siempre por encima de 100ºC, suficiente para achicharrar nuestras indefensas pieles en segundos.



La primera fotografía de toda una cara de la Tierra iluminada

La composición de nuestra atmósfera, de oxígeno y nitrógeno, vapor de agua, dióxido de carbono y otros, es respirable y húmeda y mantiene constantemente una presión aproximada de 103kPa, permitiendo que nuestros cuerpos se mantengan cohesionados y no explosionen provocando un espectáculo gore de lo más desagradable. La atmósfera de Marte
, que contiene en esencia dióxido de carbono, es irrespirable para nuestras células, siendo ésta una atmósfera delgada, con una baja presión (0,7kPa), insuficiente para mantener nuestros ojos dentro de sus cuentas y la presión de la sangre dentro de la piel. Además es fría, difícilmente alcanza los que, para nosotros, son unos espantosos -5ºC de temperatura. Es un páramo yermo, con un color agresivo en el cielo y un infinito pedregal en el suelo.

La tectónica terrestre y la erosión superficial han dado lugar a una inabarcable variedad de materiales minerales, a estructuras singulares de gran belleza, cordilleras titánicas, cañones profundos, formaciones kársticas, plegamientos, figuras inverosímiles y toda una suerte de accidentes geológicos deformes. La Luna presenta una cara maltratada, marcada por el bombardeo continuo de millares de meteoritos durante millones de años, esculpida violentamente en su superficie desnuda, expuesta a las agresiones provenientes del espacio tenebroso.

A centenares de kilómetros sobre nuestras cabezas, se libra desde hace miles de millones de años, una batalla encarnizada entre la fuerza protectora del campo magnético terrestre y la energía descomunal del viento solar. Esta batalla es invisible para nosotros, sin embargo en ocasiones nos revela su presencia en forma de auroras (boreales y australes) visibles en latitudes altas del planeta. El campo magnético de la Tierra es intenso y repele el azote constante del viento solar, compuesto de partículas energizadas que, de incidir en la superficie terrestre, no tardarían en transformar el planeta azul en un Chernobil desértico. Marte es un ejemplo de planeta desolado por el viento solar. Hay indicios que señalan el viento solar como causa de la pérdida paulatina de atmósfera del planeta rojo, dejándolo cada vez más indefenso e inhabitable.



Aurora boreal

En nuestro bamboleo alrededor del Sol, dibujamos una elíptica que nos acerca y aleja de éste, siempre a una distancia que, sumado al escudo que representan nuestra atmósfera y campo magnético, evitan la incidencia excesiva de rayos solar
es. El hecho de que nos quemen la piel en verano es algo anecdótico y está más relacionado con nuestra imprudencia que con la agresividad de los rayos solares. Por contra, un páramo seco y tostado como es la superficie de Mercurio, exento casi por completo de atmósfera y a escasos millones de kilómetros del sol, está siendo constantemente azotado por una cantidad ingente de energía solar, dilatando y constrigiendo su superficie hasta convertirla en un infierno de grietas tenebrosas y aracnoideas.

En la Tierra hay un tesoro único, hasta ahora no hallado en ningún otro lugar, que es La Vida. El Planeta no sería lo que es de no haberse producido aquí un fenómeno único por el que una serie de moléculas, en apariencia inertes, consiguieron colaborar y participar unas con otras para dar lugar a una complejidad estructural tal, que llega a tener la capacidad casi consciente de adaptación, cambio y perpetuación. Somos algo raro y único en el Universo. Nos puede parecer habitual ver una brizna de hierba, una hormiga, una mosca cojonera, un bosque, un pájaro, un felino o un humano. Pero todo eso forma parte de una singularidad que sólo acuna este Planeta y que, junto a las características propias y hasta ahora únicas de éste, han amoldado su superficie para hacerla totalmente habitable, en una lenta evolución de millones de años, sobreviviendo a extinciones masivas, períodos glaciares y acontecimientos catastróficos. La Vida, de la que tenemos el honor de formar parte, es el resultado de una serie de acontecimientos que hasta ahora, según sabemos, sólo se han dado en un planeta, que es éste, la Tierra.

El funcionamiento de nuestro Planeta no es siempre tan perfecto como querríamos: a veces nos azota con terremotos , volcanes, huracanes, lluvias torrenciales, tornados, fríos extremos y veranos asfixiantes. Sin embargo son fenómenos ligados a la propia dinámica terrestre y siempre han estado presentes en nuestras vidas y las de todos los seres vivos. El grado de destrucción que provocan es inversamente proporcional al grado de preparación que tenemos ante ellos: un huracán que azote una gran ciudad de China no provoca los mismos daños, tanto humanos como materiales, que los que provocaría en una villa de chozas de chapa, donde la miseria de sus habitantes les dejaría expuestos a la furia del viento huracanado. Así, tampoco un terremoto en Japón, donde los edificios están construidos a conciencia para resistirlos, provoca los mismos daños que uno producido en Pakistán. De la misma manera una lluvia torrencial no debería anegar casas en una ciudad o pueblo del territorio español, ya que la previsión de estos fenómenos, y el respeto a las zonas de servidumbre fluviales a la hora de construir viviendas, deberían evitar que estos acontecimientos afectasen nuestra rutina de vida. Júpiter, el planeta gigante de composición gaseosa, fuerza de la gravedad aplastante y núcleo de hidrógeno metálico, muestra una superficie constantemente azotada por huracanes tan grandes como el propio planeta Tierra.

No obstante todo lo expuesto, vivimos en un Universo sorprendente y bello: Galaxias simétricas y asimétricas, estrellas relucientes, que nacen, crecen y mueren y en ese intervalo desprenden toda una gama de energías, tanto visibles como invisibles. Nubes de gas interestelar, de años luz de longitud, que esconden secretos aún inimaginables. Agujeros negros con características imposibles que dejan fantasear con toda una variedad de posibles escenarios (viajes en el tiempo, viajes intergalácticos, etc.). Nuestros hermanos, el resto de planetas del Sistema Solar, siempre acompañándonos en nuestra infinita rotación alrededor de la nuestra Estrella; observados desde la antigüedad, creyendo que ellos, junto a las constelaciones, determinan nuestro destino y profetizan lo que a cada uno va a acontecer y lo que cada uno es.


Nebulosa del águila

Y, finalmente, mención a todos esos planetas lejanos, habitantes de otros soles y que aún esperamos encontrar. Planetas que aparecen tímidamente en nuestros telescopios, mostrándose como manchas lejanas, difusas, supuestas en muchas ocasiones, pero que nos hacen soñar con que, al final, no estaremos solos en este Espacio Infinito.

20/11/08

Cuando nada vale nada 2

No soy más que un participante en este juego, no soy el protagonista, no soy el equipo favorito a ganar la liga. Estoy aquí, en el puesto 10 u 11, pero sin posibilidades de victoria. Estoy abajo, estoy viviendo debajo de un cartón mientras en el edificio que hay al lado de éste vive gente a la que cada día le llega el sol, el agua caliente y la electricidad. Soy una hormiga perdida, que no es capaz de captar con sus antenas el rastro de las demás, no soy la reina; a la reina no le importo, soy una más y ella es la que toma partido en esta historia y hace y deshace. No soy más que el barrendero de la empresa, no puedo tomar decisiones estratégicas, no puedo cambiar las cosas. No tengo poder, de eso es de lo que se trata. Tengo algunas cualidades tal vez, pero no tengo el poder. El poder en muchas ocasiones se logra, se labra, se hace arraigar un naranjo en el polo norte, pero para eso hay que trabajar mucho. Demasiado, luchar contra los elementos, contra el orden natural de las cosas.





Soy pequeño y estoy abajo. En otras historias, en otros ámbitos, en otros lugares soy grande, magnánimo. Estoy arriba, mi decisión es la única que prevalece. Soy la reina de las hormigas, miro por la ventana al tío que malvive entre cartones mientras disfruto de mi calefacción central. Soy el director de la empresa, soy el rey tiránico.

Siento dolor al defecar millones de larvas de hormiga, siento pena por el que malvive abajo, siento agobio por el bien de la empresa, siento temor al cuchillo en la espalda.
Pero, desgraciadamente, nunca soy el igual, nunca miro cara a cara a nadie, nunca estoy frente al resto, nunca uno mis hombros a otros, nunca tengo la potestad de elegir.

Siempre arriba o abajo, nunca en el centro, en el lugar que de verdad deseo estar. Sentirme cómodo, sentirme vivo, sentirme correspondido, en paz, con todo el mundo.
Siempre arriba o abajo.

Todo esto es una gran metáfora, una gran mentira, unida al cielo y al infierno. Nunca sobre la tierra, jamás a ras del suelo, imposible estar en equilibrio. Eso es, así de sencillo.

16/11/08

Cuando nada vale nada

Soy el niño aquejado de cólera, tengo hambre, estoy deshidratado, la fiebre alta, hace calor y no tengo fuerzas para quitarme las moscas de la cara.

Soy la mujer que perdió las dos piernas cuando un suicida entró en el mercado y se inmoló.



Soy el hombre que trabaja catorce horas diarias para llevar alimento a su casa y que al volver al lado de sus seres queridos, descubre unos rostros consumidos y que su enorme esfuerzo en una fábrica de juguetes para niños europeos, donde el aire está siempre cargado de un pegajoso olor a polímeros y disolventes, no es capaz de saciar a su hambrienta familia.

Soy la mujer maltratada, la mujer violada, la bella mujer que salió de su país engañada, con falsas promesas de éxito y que ahora alterna en un oscuro local cargado de humo, olor a sudor y a aliento agrio de bebedor, entre el asco, el miedo y la nostalgia. Cada noche llora, cada noche muere y cada día vuelve a nacer, para perecer de nuevo.

Soy el anciano barbudo que duerme en las calles, entre cartones, padeciendo la burla y el desprecio de este mundo cruel

Soy el joven prometedor, estudiante de éxito durante una docena de años, apuñalado en una reyerta juvenil de la que no era partícipe, víctima muda de una batalla que no era suya; ahora se debate entre la vida y la muerte en un coma profundo, y sus títulos, conseguidos mediante un trabajo constante de muchos años, amarillean penosamente en un marco ajado, añorando a la persona que trabajó con afán para lograrlos.

Soy la pequeña niña que ha visto como unos tipos grandes, hablando en una extraña lengua, ataviados con ropas verdes y armas en ristre, han entrado en su casa, han hecho arrodillarse a sus padres a golpe de culata, les han atado y les han separado de ella; ha gritado y ha extendido los brazos hacia los ojos rojos de su madre empapados en lágrimas y la cara manchada de sangre; todo esfuerzo ha sido vano mientras uno de esos hombres la portaba en sus grandes hombros, como si de un enorme ogro verde, de olor rancio y piel rugosa se tratase.

Soy el joven que, sin esperarlo, se ha visto abocado al paro, después de contratar una hipoteca mediante la que logró una casa; ahora el banco se ha quedado con ésta y la calle, las drogas, la depresión y el suicidio son sus únicas esperanzas de futuro.

Soy el ejecutivo que va cada día al trabajo y asciende 100 pisos hasta llegar a su puesto laboral; soy el ejecutivo que ahora respira árido humo negro después de ver como un avión comercial de 10 toneladas ha chocado contra el edificio donde trabaja, varias plantas debajo de la suya; no puede salir y el humo tapona sus fosas nasales y le ataca los ojos; a tientas, marca el teléfono de los bomberos pidiendo auxilio, les informa sobre su posición y entonces oye un estruendo, todo se sacude, el techo cae y una nube de polvo gris lo cubre todo; grita... y después se hace el silencio.

Soy un ser cuya vida no vale nada. Mis esfuerzos, mis ilusiones, mi pasado, los seres que me quieren y a los que yo quiero, mis sentimientos, mi dolor. Nada de esto vale nada. Soy a la vez uno y todas las personas que han sufrido injustamente en este mundo que ha perdido su razón de ser.

No importa que sueñe, que planee mi futuro, que quiera vivir para siempre. Mi vida no vale nada y en cualquier momento me la pueden arrancar, o convertirla en un infierno inacabable, justificado por cualquiera de las razones vacías que se ven a diario: el poder, el deseo de riqueza, el odio, el interés descabellado.

Soy un alma anónima, arrancada de una de las personas víctimas a diario del descrédito actual de la vida humana: 40 muertes en un atentado, 3000 personas sin hogar después de esta infame guerra, un niño muere de hambre cada minuto, 60 niños a la hora, 1440 niños al día. No son más que números, estadísticas vacías que no muestran la realidad. Y la realidad es que la vida humana no vale nada.

Mi coche, mi ropa cara, mi círculo de conocidos, la música que oigo a todas horas, los programas cutres de la televisión, mi contrato basura y mi cuenta bancaria. Todo eso sí es real y mientras siga ahí podré decir que estoy bien. Soy estúpido, es contagioso.

Lo demás no tiene valor, nada vale nada.


10/11/08

¿Listos para descubrir?

¿Preparados para ahuecar el alma?
¿Listos para dar el salto? ¿Para descubrir el sistema político, financiero, monetario y de intereses que nos rige?

Ved estos dos documentales y obtened otro punto de vista:

Zeitgeist

Zeitgeist: Addendum

Saludos.

9/11/08

El abrazo

Estoy frente a ti, te observo, te miro a los ojos y me acerco a ti. Abro los brazos y veo como entras en ellos.

Te abrazo y quiero que el Universo se detenga.

Sé que no debería, no me has tratado bien, me has menospreciado y sé que no me quieres. Pero aún así soy tonto y no puedo resistirme a sentir tu calor.



Desconecto del mundo que nos rodea y sólo estás tú, una presencia mágica, la única energía templada en esta noche fría. Cierro los ojos y no hay nada más que lo que me transmiten los receptores de mi piel y mi nariz. Desprendes calor bajo tu abrigo largo. Tu pelo tiene un olor dulce, a algún suavizante caro. Embriagas mis dos sentidos menos valorados. No me importa que seas guapa, rubia o morena, piel tostada o pálida. Sólo me importa tu presencia cercana, la temperatura de tu piel.

Soy tonto y sé que no debería estar aquí, pero me abandono a tu calor.

Noto como te estremeces y como lloras. Siento bajo mi barbilla, en mi cuello, la humedad de tus lágrimas. Están templadas, pero el viento frío rápidamente las vuelve heladas. Te oigo gemir, lamentarte, y continúo estando en un mundo ajeno a la luz y el sabor. Sólo el olor de tu pelo, el calor de tu cuerpo y el gemido de tu desazón componen el mundo en el que estoy ahora.

Soy tonto y no debería tenerte entre mis brazos, pero no puedo desaprovechar esta oportunidad ya que me gustas demasiado como para darte la espalda e irme.

La ciudad se ha apagado, el cielo no tiene estrellas, el aire otoñal no es real. Sólo tu abrazo, cálido, húmedo y tembloroso hace que me sienta vivo. No soy capaz en estos momentos de hacer nada lejos de ti. Eres lo único que hay en mi mundo, a pesar de que sé que no te tengo. Estás tan cerca y a la vez tan lejos que no siento que seas mía. No siento que este abrazo sea mío. Es tuyo y lo necesitabas. Yo te necesitaba a ti y me dejé llevar.

Soy tonto y sé que no debería estar aquí.

Ahora lloro, siento como mis lágrimas caen en tu pelo y éste desprende un olor húmedo mezclado con el del suavizante caro que utilizas. Mis mejillas sienten como resbalan mis lágrimas, volviéndose rápidamente frías en su recorrido. Lloro y sé que esto no es más que un sueño y que si abro los ojos te esfumarás, conectaré con la realidad y veré que no estás ahí. No recuerdo cómo he terminado aquí, cómo una noche cualquiera en la que deseé estar a tu lado, se ha convertido en un abrazo cálido, pero a la vez húmedo y frío. Tú necesitas esto y yo sé que me sentiré desgraciado cuando termine.

No me atrevo a mover un músculo porque temo que seas un fantasma, o un gato arisco que huye al menor movimiento. Querría acariciarte, querría recorrer tu cuerpo con mis manos heladas. Pero temo que si lo hago esto termine y te esfumes.

También sé que soy tonto y estar aquí, abrazado a ti, acabará haciéndome daño.

Tus lágrimas empapan el cuello de mi camisa. Siento frío y siento cómo te estremeces. La humedad de mis lágrimas y la de las tuyas es fría y sé que lo notas. Querría estar en otro lugar, lejos de mi vida y de la tuya, donde sólo importara este abrazo, este acto de ternura.

Te siento tan cerca y a la vez estoy tan solo que sé que no debería estar aquí.

Abro los ojos y veo como el viento levanta las hojas amarillas desparramadas por el suelo en este otoño gélido. Veo tu pelo oscurecido por mis lágrimas, siento como algo líquido escapa de mi nariz y sorbo. La magia se esfuma. Te veo, eres tú y sé que no estás aquí, que estás a la vez cerca y lejos de mis brazos.

Siento que soy un tonto y decido irme. Este abrazo no me hará bien.

Te beso en la frente y te digo adiós. Siento como en el fondo de mi garganta se produce un te quiero, pero lo ahogo como si fuese mi peor enemigo. Saco un pañuelo y te seco las lágrimas. Seco las mías y me limpio la nariz. Hace años alguien recogió numerosos pañuelos empapados en mi llanto. Hoy soy yo quien recoge el llanto de alguien que me ha necesitado y que no me volverá a tener cerca. Yo querría lo contrario, pero en este mundo de decisiones a menudo no eres tú quien eliges.

Me doy la vuelta y me marcho. El viento agita las hojas en un vals frenético. Me siento un tonto y sé que atesoraré tu calor y el olor de tu pelo, a suavizante caro y humedad, como un niño pobre su único juguete.

Y mientras tanto te echaré de menos y seguiré solo.

5/11/08

Estoy contagiado, infectado...

La moda es un fenómeno de lo más traicionero. Te atrapa, te hace sentir bien y no pasa mucho tiempo hasta que te hace quedar como un auténtico gilipollas.

La moda se crea en las mismas mentes que disfrutan viendo como nos aborregamos. Digamos que se crea arriba, en las mentes que hay arriba. Cogen ideas ya pasadas, las entremezclan, cosen retales de aquí y de allí (como mi máscara de Serial Killer de la otra noche) y se las ponen encima a cuerpos esculturales. La nueva colección no nos gusta, pero tiene algo de novedoso y, adornado por los modelos que la portan, despierta en nosotros una atracción. Despierta una sensación agradable en nuestra "parte de atrás" (como a mí me gusta llamarla).
En realidad no nos gustan los trapos y abalorios que llevan. Nos gustan ellos/as.


¡Cómo disfrutaría todos los días disfrazado!

Seguidamente se adaptan las prendas al gran público. Los diseñadores de Zara y demás, unos cachondos, se ponen a tirar del álbum fotográfico de su familia y empiezan a sacar ideas de otros tiempos, con el añadido de lo que se ha puesto en las pasarelas: "Venga, ahora los pantalones de pitillo de los '90 pero con tela brillante"; "me apetece que las rayas sean verticales, que ayer vi Beetlejuice y se me ocurrió la idea"; "ahora el anorack negro que vi el otro día en el armario de mi tía, con gorro y pelo alrededor del borde de éste
y que usa para ir a coger aceitunas, añadiéndole un bordado rojo en el pecho izquierdo"; "¿qué me decís de la camisa que me achicharró ayer la secadora y se quedó más arrugada que una pasa, poniéndole el cuello liso de otro color?"... Continúan así hasta que te llenan de novedosos diseños las estanterías de sus flamantes tiendas ambientadas con música torpedeante. Publicitan sus creaciones en las marquesinas de los autobuses, con anuncios en los que aparecen más cuerpazos y bellezas vestidos/as con sus trapos, entrando a saco a la "parte de atrás".

Seguidamente visten con las más vistosas de esas prendas a nuestros habituales presentadores, tan conocidos como a nuestros propios padres, y nos los plantan en la caja tonta (que según Timofónica, ya no es tonta). En principio los vemos raros, tanto que comienza la comidilla: "¿has visto al Jesús Vázquez con sus pantalones rojos? ¡Qué mal le quedaban!" "¿Has visto al del corazón con la camisa arrugada? ¡Qué cosa más rara!" "¿Viste anoche al pericolospalotes con la camiseta de cuello de pico hasta el ombligo? ¡Un mariconazo!". Los vemos así hasta que llega la siguiente fase.

Es nuestro turno, ahora algunos de nosotros, los más guaperas del pueblo llano se atreven con los modelos más extravagantes de las tiendas. Los lucen de día y de noche. Se compran las gafas de sol más grandes (hoy en día, no hace mucho se llevaban pequeñas) y se dejan las botas desabrochadas, los pantalones bajo la raja del culo y las camisetas vete tú a saber. Los aún no infectados miembros del pueblo llano los miran: "Qué raro.." "Qué feo..." "Qué metrosexual..." "Qué maricón..." pero no han podido evitar que algo se haya activado de nuevo en su "parte de atrás".

Al final todos acudimos a las tiendas, devoramos lo que nos dan, embolsamos en sus arcas millones, mientras piensan en el próximo paso y las mismas mentes que disfrutan viendo como el rebaño desfila en manada hasta sus imperios de moda, calculan el nuevo cambio.

Al año siguiente, los percheros de las tiendas lucen pantalones en tonos ocres y camisas de tejido liso y tú aún te empeñas en llevar tu camisa quemada por la secadora y tus pantalones en tonos vivos. Y entonces te das cuenta de que la moda te ha convertido en un gilipollas y tienes que renovarte.

Y transcurrido un ciclo, cuando en cinco ocasiones el armario se te ha quedado pequeño, has tirado a la basura la ropa de dos temporadas atrás y se han asegurado que ya no recuerdes el pasto que comiste un lustro atrás, te venden la misma mierda y vuelven a infectarte y a despertar en ti la misma necesidad de poseer lo mismo. Encuentras en el armario tu jersey con rayas verticales, muy a la moda, y te das cuenta de que está roído porque al final lo usabas para ir al campo con tu padre a cavar los olivos. "Quién lo iba a pensar, pasó de moda".


Este mes llevo un pastizal dilapidado en ropa y eso me tiene cabreado con los masters de la moda. Me han contagiado, me han infectado... y me gusta.

Y pensar que hasta hace poco menos de un año el 70% de mi fondo de armario databa de mediados de los '90
(verificado con la prueba del Carbono14)... Sisque tiene cojones.

29/9/08

Odio y terror

Esta mañana encontré en el periódico un chiste gráfico de El Roto (creo que en El País). El chiste mostraba la cara de un tipo con pasamontañas (típica imagen de terrorista) el cual parecía tener los ojos cerrados, con otro tipo calvo, con gafas de sol, puro en boca, boca entreabierta y cara de maldad, a sus espaldas, cerca de su oído. Encima de dicha imagen se leía el texto "Yo creía que el odio era mío, hasta que descubrí a un tipo susurrándome al oído".

Chiste gráfico aparecido en El País
Autor: El Roto.

La imagen me sorprendió, ya que expresaba una reflexión a la que llegué el otro día después de los atentados de ETA. Ésta me sobrevino al ver la fotografía de varios etarras bajo el lema "desarticulado la cúpula del comando Vizkaya en Francia". Vi en ellos un grupo de jóvenes que han errado el camino e imaginé que, aunque responsables de sus actos, la culpa de sus ideales puede no ser suya. Y este chiste gráfico lo expresa muy bien.

Ellos no nacieron siendo independentistas, tampoco terroristas capaces de matar por una causa. Nacieron siendo humanos y alguien les enseñó la historia del odio. Esa historia que lleva con nosotros desde hace milenios, relacionada con la autodeterminación, y la aversión a lo que no es como nos han enseñado.

La responsabilidad de sus actos, como he comentado, es suya, sin embargo no son culpables de las ideas que les han inculcado. La lucha armada etarra lleva años mostrándose inútil desde el punto de vista de los fines que busca. Sin embargo ahí sigue. Personas cargadas de odio, como de Juana Chaos, siguen alimentando las mentes y la ira de unos jóvenes que posiblemente no tuvieron elección y que creen que es demasiado tarde para cambiar, a la par que albergan la esperanza, equivocada, de que su sacrificio sirve para algo.

En ocasiones reciben su castigo, son privados de su libertad y acaban en la cárcel. En ese momento son víctimas, reitero, bajo su propia responsabilidad, de algo que no les es propio. Su lucha armada no es de ellos, son una herramienta con la que otras personas, como siempre, se están enriqueciendo.

La cúpula de ETA está formada por una serie de personas sin escrúpulos cuyo conocimiento de la situación real de la lucha armada es total y cuyos intereses no pasan por los ideales que defienden, sino por su propio beneficio. Tanto en las guerras, como en el terrorismo, como en todas las historias alimentadas por el odio, el precio lo han pagado los que están abajo, los que actúan como soldaditos de plomo en manos de un niño caprichoso que lo quiere todo. No olvidemos que el precio más alto, el que nos horroriza con frecuencia, lo pagan aquellos que son las verdaderas Víctimas, los que reciben el balazo o la metralla de la muerte y que pierden sus vidas sin causa.

El odio se engendra en mentes poderosas que son capaces de inculcarlo a las personas que tuvieron la desgracia de escucharlos. Está en todas partes y nos lo enseñan a diario. Incluso en los medios de comunicación se muestra una imagen distorsionada de muchas de las personas que comparten nuestro mundo: los moros, los rumanos, los chinos... ¡qué malos son todos! (Espero que entendáis la ironía).

Estamos a tiempo de empezar a darnos cuenta de que todos somos habitantes de un mismo planeta y, queramos o no, estamos obligados a vivir en esta bola.
No tenemos depredadores naturales, pero los hemos creado y somos nosotros mismos.

Sería descabellado que, si alguien quedase, afirmara que "la humanidad, una de las formas de vida más preciosa jamás creada, se destruyó a sí misma porque se hizo enemiga de sí misma enemiga y no fue capaz de convivir".

19/9/08

Situación energética global

El otro día, durante el acto de fin de Máster que tuvo lugar en el Cubo de Caja Granada, nos dieron una charla interesante. María Teresa Costa i Campi, presidenta de la Comisión Nacional de la Energía nos habló sobre la situación energética actual de España. En resumen, somos dependientes casi por completo de energía exterior, tenemos grandes posibilidades en renovables (refirió que sobre todo en eólica) pero que no podemos depender de ellas únicamente, ya que si no sopla el viento, no hay energía. Sin embargo, tenemos una ventaja frente al resto de países de la Unión Europea: somos el país con más centrales de licuado de gas de Europa, ya que la mayoría del que viene del norte de África pasa por aquí y es aquí donde se almacena para su posterior exportación. Esto hace que ante conflictos o situaciones tensas que hagan caer el suministro, siempre nos queden otros proveedores con los que ir tirando (en los países Nórdicos por ejemplo son exclusivamente dependientes del "Estado-Empresa" ruso en este aspecto).

También se mencionó en la ponencia que nuestra red eléctrica es apropiada para el suministro, pero no para el transporte masivo de electricidad, con lo que no podemos importarla ni exportarla de países como Francia. Y es por eso que somos totalmente dependientes del gas para generar nuestra propia electricidad en centrales de cogeneración. Este hecho hace que hoy por hoy estemos un cuarenta y tantos por ciento por encima de los límites de emisión fijados en el Protocolo de Kyoto. Para equilibrar estos niveles de emisión a nivel global, España va a invertir en energías limpias en países del tercer mundo.

Otro de los temas que mencionó la presidenta de la CNE fue el de la situación global del mercado de la energía. Lo describió como un mercado "volátil" ya que tan malo es que el precio de los carburantes sea alto, como que sea cambiante. Esto da inseguridad a las empresas a la hora de hacer presupuestos teniendo en cuenta el combustible que deben comprar, ya que no saben qué cantidad de dinero destinar para la compra de éstos ante el temor del cambio de precio de venta. También se refirió a la especulación en el mercado de la energía, pero empezó a hablar de activos financieros por aquí y no sé qué por allí y no me enteré bien. El caso es que hay especulación y hay gente vil enriqueciéndose a costa de algo tan básico como la energía (yo pensé en unirme a estos villanos... si tuviera pasta para invertir).

En resumen una charla muy interesante, que se hizo larga a la mayoría ya que a lo que íbamos era a recoger nuestro título y a bebernos las cervezas que daban después.

A mí me hizo reflexionar el hecho de que seamos tan dependientes de energía externa. Creo que en el futuro, ante problemas de suministro, saldremos seriamente perjudicados, ya que en ocasiones no podremos más que asumir los precios que nos impongan, tal cual ha ocurrido hace poco. Los combustibles fósiles, limitados y, desde mi punto de vista un tesoro, se han convertido en algo tan básico para nuestra supervivencia como el trigo, el arroz o la carne. Literalmente se puede decir que "comemos petróleo" (gracias a él se puede transportar una enorme variedad de alimentos hasta nuestra propia casa). Y qué decir del gas natural: no podríamos concebir el ritmo de vida que tenemos sin él, sin la electricidad que nos aporta.

Además es curioso que estas fuentes energéticas están en manos de unos pocos: en la ponencia se nos explicó que la mayoría de los combustibles que se extraen están en posesión de cuatro o cinco potencias: en su mayoría países de oriente medio, Rusia, Estados Unidos y alguno más. Concentradas además estas propiedades en unas pocas manos (así son capaces de construir islas, rascacielos y comprar equipos de fútbol, todo de un mismo bolsillo). La única posibilidad que dejan para hacer negocio con esos combustibles es la de la especulación, cosa que nunca acaba bien.

El panorama puede parecer desolador, aunque hoy en día se está trabajando en "la siguiente energía". Las renovables son por ahora poco eficientes, el biodiésel presenta hoy por hoy un mayor coste de fabricación que el del petróleo y de fusión fría ni hablamos. Sin embargo confío en que la investigación continúe y dé sus frutos. Además, no me extrañaría que ya tuvieran algo perfilado suficientemente eficaz como para empezar a disminuir nuestra dependencia de combustibles fósiles. No obstante, mientras el petróleo siga moviendo economías mundiales, no será posible dar el siguiente paso.

Una de las situaciones injustas del mercado de la energía es la que atañe a los países del tercer mundo. Su desarrollo no será posible sin el uso de recursos energéticos fósiles que ellos poseen y que explotamos nosotros. Las energías renovables son caras y esos países no pueden asumir esos costos. Sólo iniciativas como la de España que planea invertir en energías limpias en esos países podrán darles un poco de esperanza.

Aunque la mejor solución, poco probable, pasa por un cambio de raíz en este mundo globalizado. Sin embargo no creo que lleguemos a ver cómo éste se produce mientras, como decía Jimmy Hendrix, el amor al poder sea mayor que el poder del amor.

P.D. No sé si soy muy catetillo, pero el otro día me llamó la atención que los asientos del salón de actos de Caja Granada tiene aireación: debajo de cada asiento hay una rejilla por la que sale aire acondicionado, los asientos están agujereados y te refresca los bajos fondos para que no humedezcas el traje/vestido. ¡Cojonudo!

12/9/08

Una historia cualquiera

Se levanta por la mañana. Comienza el ritual mecánicamente, calcado de cada mañana: ducha, elección de vestimenta, preparación del desayuno y su ingestión. Limpieza bucal, recogida de enseres para salir a la calle y comprobación de que todos están en su posesión (con mucha frecuencia falta alguno). Sale, da dos vueltas a la llave para cerrar, aunque después, por el camino, es muy probable que dude sobre si realmente ha cerrado, no obstante dará por hecho que lo hizo. Se dirige a donde siempre a hacer lo de siempre.

Termina, regresa, se da cuenta de que cerró correctamente, se quita la ropa de trabajo y se pone la de andar por casa. Prepara la comida ya que no quedan sobras comestibles del día de ayer. Come, reposa, según el caso vuelve o no, al lugar de siempre, a completar las 8 horas de la jornada laboral.

Busca algún plan para hacer en su tiempo libre: unas cervezas, un partidillo, ir de compras, al cine, o sencillamente se queda en casa, viendo la tele, ojeando internet, escribiendo algo.

Duerme.

Se levanta por la mañana. Comienza el ritual mecánicamente, calcado de cada mañana: ducha, elección de vestimenta, preparación del desayuno y su ingestión... entonces, un día, ve que está solo. Y que es una persona sin objetivos, sin metas. Tiene porvenir, tiene trabajo, estudios, salud, sin embargo no sabe hacia donde va. Vive cada día, los planes los hace con una semana de antelación, a veces en una tarde, en una hora. No sabe dónde estará el año siguiente, aunque haciendo retrospectiva se da cuenta de que no andará muy lejos: el año pasado estaba ahí, este año está ahí. Y estaba solo y sigue solo.

No tiene objetivos, no tiene metas, no tiene deseos. Se encuentra con sus allegados, pasan un rato juntos: unas cervezas, un partidillo, un rato de cine. Ve en ellos su misma expresión, disfrutan el momento, pero no tienen metas ni objetivos. Pasan cada día como el anterior, enfocados hacia su labor diaria. En su tiempo libre se ven: unas cervezas, un partidillo, un rato de risas. Se miran los unos a los otros y alguien lanza la pregunta: "¿Dónde estaremos el año que viene?" Uno de ellos ya se lo ha planteado y expone la retrospectiva: "Estábamos aquí, así que seguiremos aquí".

La idea del estatus fijo, de la vida lineal con un principio claro y un final también claro les recorre la espalda como un escalofrío y ven que es verdad. Se levantan por la mañana, repiten mecánicamente el ritual. Y en su tiempo libre queman unos cuantos minutos.

Alguno plantea que seguir en el mismo sitio no es lo peor que les puede pasar, ni mucho menos. No estar, depende de en qué circunstancias, sería mucho peor. Ante esta perspectiva deciden que hay que vivir el momento, porque ahora el futuro se ve incierto: ¿Dónde estaremos? Deciden quemar cada minuto.

A la mañana siguiente se levantan, cada uno en su propia soledad. Repiten el ritual mecánicamente. Se miran al espejo y se preguntan: ¿Envejezco? ¿Cambio? ¿Siempre he estado igual? No lo sé. Cada mañana veo a la misma persona en el reflejo, la misma persona con las mismas inquietudes. Hacia dónde va. No lo sabe.

Continúa con el ritual y va al lugar de siempre a cumplir con sus 8 horas según convenio. Se pregunta qué hace ahí y piensa en las horas no laborales, en las que es libre para utilizar su tiempo. Durante estas 40 horas semanales gana su derecho a tener un tiempo para él. Sin embargo no siente que ese tiempo libre sea suyo. "Yo no soy el dueño de mi propia vida, sin rumbo, sin meta, sin objetivo, es ella la que me lleva, siempre por la misma línea, el mismo ciclo". Decide seguir quemando el tiempo libre, porque así, de alguna oscura forma siente que toma las riendas de una vida que no es suya.

¿Cuándo acabará la mecha? Mira su reflejo tenue en el cristal de la ventana y ve a una persona que nunca ha cambiado y que seguirá ahí.

No estar ahí, depende de en qué circunstancias sería mucho peor.

La vida sigue.

Soy miope


Hoy no tengo ganas de currármelo, me nutro de lo que hacen otros. Interesante artículo sobre la cirugía láser para curar la miopía e hipermetropía:

Artículo


¡Aaay! ¡Qué perro soy!

P.D. María del Mal ayer, cojonudos. Amenazan con retirarse definitivamente, aunque estoy seguro que, como Terminator, "Volverán"

10/9/08

Colisionador de Hadrones... Aaaaaah!!!

¡¡Socorroooo!!

¡Que nos libre el altísimo! (Pau Gasol)... ¡o el bajísimo! (Mini Yo)... o qué coño: ¡Ayúdame Obi Wan Kenobi, eres mi última esperanza!... ¡Que alguien pare esta aberración!

Cuatro locos con batas blancas llenas de lamparones, gafas desfasadas, pelo revuelto y una libretilla en el bolsillo del pecho se han encerrado en un macrolaboratorio y no se les ha ocurrido nada mejor que jugar con la física cuántica a ser Dios. Quieren desentrañar los secretos más recónditos de la materia, haciendo chocar partículas para que se escindan en sus componentes más elementales: subpartículas de tamaños impensables, cuya existencia sólo se induce mediante fórmulas matemáticas. Además quieren resolver dos
preguntas, sencillas en su formulación, difíciles en su respuesta:

1. ¿Qué es realmente la masa? (No, el del cómic no).
2. ¿Cuántas son las partículas que forman el átomo? Ya quedó atrás eso de que "el átomo se divide en protones, neutrones y electrones"...

A parte de esto espera
n hacer otros descubrimientos de diversa índole y, supongo, con la intención de descubrir algo útil para la humanidad (o en su defecto para fines bélicos). No creo que se hayan gastado una pasta gansa en una bestia tecnológica como el LHC sencillamente para enriquecer la física teórica. Algo buscan.

Es en este contexto donde nos encontramos ahora. Y es inevitable que las voces contrarias salten a la palestra. Ciertos científicos (sólo dos, según mis fuentes) afirman que los experimentos que se llevarán a cabo en el LHC van a tener consecuencias funestas. Según sus teorías se va a producir un agujero negro que se tragará la Tierra y que acabará llevándose por delante todo el Universo. A mí estas afirmaciones malintencionadas no me parecen negativas, sino más bien se presentan como una buena publicidad para algo que la mayoría de los humanos hasta hace poco ni siquiera conocíamos y que va a dar un vuelco a la ciencia moderna. Respecto al hecho de que tengan razón, no soy el más indicado para discutirlo, sin embargo me sumo a las voces, basadas en evidencias, que defienden que los experimentos que se darán en el acelerador reproducirán situaciones que se dan cada segundo en el universo y que, como podemos comprobar ya que seguimos vivos, no lo han destruido. Valgan de ejemplo las galaxias con núcleos activos que emiten partículas que llegan
a la Tierra a velocidades cercanas a la de la luz, interaccionando con las partículas que forman la atmósfera y que no provocan agujeros negros ni cataclismos y que, por contra, tienen un efecto beneficioso según ciertas teorías: participan en la condensación del vapor de agua para provocar precipitaciones.

Vivimos en un mundo en el que las teorías se consideran verdades, alimentadas sobre todo por esas voces que alcanzan cada rincón de nuestro subsconsciente y que son los medios de comunicación. Cogen un tema, se informan (o ni siquiera eso), se quedan con la parte que más les interesa y te la presentan en la sobremesa y en la cena para que te los comas bien calentitos. Qué fríamente calculados están los horarios de las noticias, ¿eh?

En resumen, hoy empieza una nueva Era para la ciencia cargada de descubrimientos que a los que seguimos un poco estos temas nos va a dar horas de lectura de artículos que muchas veces apenas entiendes lo que dicen, pero que te dan una sensación como... de que sabes más.

No obstante si se creara ese nefasto agujero negro, el final sería tan rápido que ni nos daríamos cuenta.
Desde aquí el panorama sería espectacular: el tiempo-espacio se desplazaría hacia el Noreste. Seríamos testigos de como todo (edificios, montañas, cielo...) se curvaría de una manera grotesca y sería engullido por un infinito negro. Tal vez fuéramos capaces de sentir como el tiempo se aceleraría, oyendo en nuestros oídos un "plop" alargado del vacío. Después, nuestro cuerpo colapsaría y todo sería negrura. Me encanta la ciencia ficción.

Imagen: efectos del alargamiento
tiempo-espacio... y del exceso de ron

A las malas, según he leido por ahí, el mayor riesgo que conlleva el mastodonte tecnológico que tienen allí es que los superconductores que lo forman fallen y se produzca una liberación de energía instantánea que se traduciría en una explosión. En fin, yo estoy lejos, espero que no sea lo suficientemente grande como para pillarme...

P.D. Unos científicos españoles del CERN han inaugurado un blog en el que contarán lo que vaya sucediendo alrededor de los experimentos del LHC.

Fuentes: Wikipedia, documental "El Gran Engaño del Calentamiento Global", Genciencia, mi imaginación, otras.

8/9/08

Calidad 1: Historia

Hoy el tema es responder una pregunta que más de uno me ha hecho. ¿Eso de la calidad en lo que trabajas qué es? Lo mejor para responderlo es reconstruir su historia y así entenderlo desde el principio.

Según parece, siendo un poco tiquismiquis, podemos remontarnos a la época de los faraones para vislumbrar los orígenes de la calidad. Hacer algo con calidad es hacerlo siguiendo unas instrucciones que aseguren que lo que ofreces como producto terminado es lo que se esperaba de él, satisface al cliente o funciona mejor que otros. Aunque es algo difícil de definir sin entrar en valoraciones subjetivas. Por calidad, entendamos que es hacer las cosas con esmero para que salgan bien.

¿Y qué hacían en el antiguo Egipto que requiriese de un trabajo esmerado? A parte de enormes pirámides y gatos de piedra de dimensiones apreciables, embalsamaban muertos. Y claro, si quieres que un cuerpo dure una eternidad tienes que hacerlo extremadamente bien. Así, unos cuantos lumbreras con sombra de ojos se curraron "El libro de los muertos", en el que daban instrucciones precisas sobre cómo hacer un correcto embalsamamiento funerario. Aunque la verdad yo no sé cómo se entendían escribiendo con dibujitos: ¿3 pájaros 4 palmeras y un gato significa "sácale el cerebro por la nariz" o era "rellénalo como un pavo"? Ellos sabrían. El caso es que se considera que allí nació esto de la calidad.

Tiempo después, con independencia de los egipcios (o no, yo no estaba alli) en China tuvieron también la idea de dar unas instrucciones precisas sobre cómo hacer las cosas. Tal es el caso del Ejército de Terracota (7000 figuras de guerreros que conoceréis gracias a esa máquina de darnos cultura que es Hollywood, con su infame película la Momia 3...). Imaginaos que para un número tal de figuras se tuvo que emplear a un considerable número de artesanos. La mejor forma de que todas salieran a pedir de boca pasaba por dar las mismas instrucciones a todos ellos. Asimismo, cada figura era firmada por el artesano que la construyó para que, si no se mantenía en pie o no tenían el aspecto adecuado, poder localizarlo y darle candela.

Unos añillos después, en el seno de las gremios de artesanos del siglo XIII, decidieron de nuevo acudir a las instrucciones precisas sobre "cómo hacer" para asegurarse que lo que daban a sus clientes cumplía con lo esperado. Así, nacieron instrucciones escritas y consensuadas que aseguraban que todos los productos ofrecidos por artesanos de un mismo gremio tendrían unas características similares que fueran del agrado del comprador avezado.

Y fue otro puñado de años más tarde, con la revolución industrial y más en concreto a primeros del siglo XX cuando esto de la calidad y el control del producto fabricado tomó una importancia abismal. Ahora los productos no eran fabricados por las manos de un esmerado artesano concienciado en su trabajo, sino que eran fabricados por destartaladas máquinas movidas por vapor (y más tarde por electricidad) y por manos malpagadas en jornadas de trabajo de 14 horas. Y claro, la posibilidad de fallo se multiplicó enormemente.

En este contexto, un lumbreras llamado Frederick Taylor tuvo la genial idea de poner la planificación del trabajo en manos de ingenieros industriales, en lugar de dejarla en manos de trabajadores explotados y capataces con látigos. Así nació la figura del inspector de control de calidad.

A partir de ahí la innovación en este campo no se detuvo. Los fabricantes de coches se convirtieron en pioneros en esto del control de calidad, movidos seguramente por la dualidad automóvil-estirar la pata que observaron en aquellos valientes que se atrevían a conducir una tartana con motor de vespino y cuatro ruedas de bici.

Se crearon diferentes organismos ASQC, QCRG, etc. todos destinados a lo mismo: dotar a las empresas de unas herramientas y técnicas capaces de asegurar que el producto sea conforme con lo esperado. La Segunda Guerra mundial aceleró el campo de la tecnología de la calidad, ya que a ningún ejército le interesa un rifle que explote en las manos o un tanque al que se le queme la junta culata antes de pisotear al enemigo.

Fue después de esta nefasta guerra, enfrentado medio planeta a una reconstrucción casi desde cero, cuando lo de la calidad tuvo su verdadero auge. Japón, un país derrotado y consumido en su esencia, no tuvo más remedio que aceptar la ayuda del diablo Yankee en su camino hacia la reconstrucción. Edwards Deming, estadístico americano poco querido en su país de origen dio el salto al charco (Pacífico) y convenció a los japoneses, con poca autoestima en ese momento, de que la calidad de sus productos podía convertirse en todo en referente. Y vaya si lo consiguió. El país experimentó un auge sin precedentes, que lo convirtió en la potencia que es hoy en día y en todo un símbolo de productos bien hechos. Los de nuestra generación no concebimos un producto Made in Japan de calidad inferior, si bien, como nos muestra la peli "Regreso al Futuro III", en los años 50 todo lo que tuviera ese sello era señal de catástrofe.

Y así llegamos al día de hoy, en el que la calidad no se encierra en laboratorios de calibración ni en fábricas tecnológicas, sino que se puede encontrar en cualquier servicio o producto concebible, desde el barrendero que arrastra con lo que vas tirando por la calle (so guarro) hasta el programa espacial de la ESA.

Y llegados a este punto dejo el tema en suspenso. En el próximo episodio os contaré cómo está la calidad hoy en día.

P.D. Gracias a Loreto del Río por la info, esto sólo ha sido Copy+Paste.

7/9/08

Al fin entiendo por qué "todos los chinos nos parecen iguales"

Alabulié.

Esta mañana, ojeando internet he encontrado un artículo en Genciencia de lo más interesante. En él se explica la forma en que se reconocen los rostros. Según un estudio, este proceso se basa en la cultura de la que proviene cada uno: los occidentales nos fijamos en cosas como los ojos o la boca, mientras que nuestros congéneres del sol naciente se fijan en la nariz. El hecho de que sea así tiene componentes sociales, ya que, como sabéis, los orientales no ven bien el hecho de mirarse a los ojos fijamente, ya que puede ser un gesto ofensivo.

Por mi parte, concibo que el no saber reconocer los rostros de los chinos (entiéndase incluidos japoneses, vietnamitas, etc.) se debe a que no nos fijamos en lo que de verdad nos debemos fijar. Si dirigimos nuestra vista hacia su nariz, como según el estudio hacen ellos, podremos tener una visión más global de su rostro, lo que nos facilitará su reconocimiento.

Los que me conocéis sabéis que algún que otro chino es sobradamente conocido para nosotros (ese Pepe) aunque a los nuevos que nos vamos encontrando aún cuesta hacerse con sus rostros. No obstante no sé a vosotros, pero a mí ya me pasa que voy por la calle y me pregunto: ¿Dónde habré visto yo a ese chino? Es posible que me haya vendido botellón, algún trasto de baja calidad o un arroz tres delicias. Lástima que aún sólo sea eso, estamos en una época de transición en la que la mayoría de las personas de otra raza aún están poco integradas en nuestro ritmo normal.

Llegará el día en que el Antonio López Tsa-Oin tenga los ojos rasgados, el pelo negro y la piel amarilla y en que José María Mondongo García será negro y tendrá acento del Zaidín.

P.D: El que vea que la piel de los orientales es amarilla que venga y me lo diga.

6/9/08

El título siempre se escribe al final

Estoy dándome cuenta de que no es tan fácil enfrentarse a un campo en blanco y empezar a escribir, especialmente si no tienes nada que decir, o si lo que tienes que decir está tan profundo que siempre te lo has guardado para ti.

Hace tiempo que al ir por la calle me encuentro con la sensación de nostalgia. Nostalgia por un tiempo en el que no he vivido. Miro el cielo, especialmente en días claros, en los que lo que yo llamo "la nube de mierda" que suele cubrir la ciudad es más tenue, tanto que permite ver el azul del cielo en toda su intensidad. Esta imagen me evoca siempre el mismo pensamiento: estoy viendo el pasado, veo el mundo tal cual lo vieron aquellos que vivieron hace años, cuando la industrialización no había ocupado esta ciudad (aún hoy no lo ha hecho mucho) y el hombre moderno no se desplazaba en máquinas de metal, polímero y grasa, que consumen carburantes, sino en máquinas vivas, alimentadas a su vez de vida. En esos momentos me quedaría soñando durante horas, aunque no puedo evitar caer siempre en la misma reflexión: ¿acaso el tiempo pasado fue mejor? Pues la verdad, no lo sé.

La felicidad con la que nos enfrentamos a la vida no depende de lo que nos toque vivir, ni la dureza de nuestra labor diaria. Es algo mucho más profundo, es algo que está dentro de nosotros, en nuestro fuero interno. Es la simple y llana actitud del conformismo con el que nos enfrentamos a nuestra vida.

A esta reflexión llego al mirar a mi alrededor, y al ver cómo mi actitud hacia la vida es siempre de espera, una eterna espera que me impide estar contento con nada. Soy un inconformista crónico. Siempre necesito algo más, un poco más. Y parándose a pensarlo un poco, me doy cuenta de que a todos nos pasa, aunque la forma de expresarlo sea distinta.

Albergamos constantemente la esperanza de tener algo más: un nuevo coche, una nueva prenda de vestir, una nueva película, una nueva historia de amor, un nuevo empleo, un nuevo viaje... y no nos damos cuenta de que en realidad necesitamos otro modo de vida. La raza humana no ha evolucionado al mismo ritmo con el que hemos hecho cambiar el mundo y nuestra forma de sobrevivir, de perpetuarnos. Huelga decir que no estamos en nuestro medio natural, sino en un medio artificial creado por nosotros mismos y cuya única consecuencia ha sido la de provocar el descontento continuo en la mayoría de nosotros: depresión, frustración, desazón, camión (XD)...

He de decir que todo esto no lo cuento aquí para aportar una solución, ya que no la hay. No podemos cambiar el system establecido, por mucho que algunos crean que es posible. Cada paso positivo que demos será vuelto atrás por otros intereses, más poderosos que el individuo y más poderosos que la misma población. Nada puede una mayoría de 6000 millones de personas contra aquéllos que controlan la mente colectiva.

Así pues os envío un consejo: no os frustréis si no podéis cambiar las cosas, vivid lo mejor que podáis y aportad un granito de arena en beneficio de los demás ya que de no hacer nada, la cosa sería aún peor.

Si soy un pesimista, decídmelo por favor.


Bienvenida

Hola a todos.

Inauguro este blog con la esperanza, tal vez equivocada, de que voy a seguir actualizándolo...