
Soy pequeño y estoy abajo. En otras historias, en otros ámbitos, en otros lugares soy grande, magnánimo. Estoy arriba, mi decisión es la única que prevalece. Soy la reina de las hormigas, miro por la ventana al tío que malvive entre cartones mientras disfruto de mi calefacción central. Soy el director de la empresa, soy el rey tiránico.
Siento dolor al defecar millones de larvas de hormiga, siento pena por el que malvive abajo, siento agobio por el bien de la empresa, siento temor al cuchillo en la espalda. Pero, desgraciadamente, nunca soy el igual, nunca miro cara a cara a nadie, nunca estoy frente al resto, nunca uno mis hombros a otros, nunca tengo la potestad de elegir.
Siempre arriba o abajo, nunca en el centro, en el lugar que de verdad deseo estar. Sentirme cómodo, sentirme vivo, sentirme correspondido, en paz, con todo el mundo. Siempre arriba o abajo.
Todo esto es una gran metáfora, una gran mentira, unida al cielo y al infierno. Nunca sobre la tierra, jamás a ras del suelo, imposible estar en equilibrio. Eso es, así de sencillo.
...no soy la reina; a la reina no le importo, soy una más y ella es la que toma partido en esta historia y hace y deshace.
ResponderEliminarLA REINA CASTIZA